Povoacao: "Avistando tierra"

Povoacao


Tras escribir varios artículos sobre la preciosa Isla de Sao Miguel habéis tenido la oportunidad de conocer parte del territorio incluyendo pueblos encantadores junto a paisajes de costa y de montaña. En la actualidad Ponta Delgada es el lugar de acceso por mar y el núcleo urbano mas importante pero no siempre ha sido así. La primera vez que se avisto tierra fue en el siglo XV, entre el 1427-1432, unos cuantos años antes de  que se descubriera el nuevo continente y fue en el territorio que hoy conocemos como Povoacao, situado en el sureste, donde Gonzalo Velho Cabral puso por primera vez su pie en la Isla Verde.

Tras deleitarnos con los paisajes repletos de verdes valles y lombas (colinas o crestas) en nuestro camino hacia el pequeño pueblo de Povoacao de nuevo avistamos la costa. El infinito azul del Atlántico se une de nuevo en nuestra ruta para mostrarnos un nuevo camino por descubrir.



Povoacao


Mientras descendemos hacia la costa tenemos la oportunidad de comprobar que Povoacao se encuentra dentro de un pequeño valle por donde descienden pequeños riachuelos que conducen al mar desde el interior de la isla. Una imagen preciosa que os mostramos y que ya forma parte de la carpeta destinada a los bellos paisajes de Sao Miguel.



Povoacao

Povoacao


A pesar de estar inmerso en medio de paisajes escarpados la carretera de acceso es buena y se llega con facilidad a este pequeño pueblo. Llegamos hasta la Plaza de los Conquistadores, un pequeño espacio donde se puede ver un monumento con una placa conmemorativa con la fecha "1932". Podemos suponer entonces que se levantó en honor a los 500 años después del descubrimiento de la isla.



Povoacao

Povoacao


Tras pasear durante un rato y descubrir algunos edificios típicos de la arquitectura isleña nos proponemos llegar hasta el paseo marítimo. Allí nos encontraríamos con el que quizás es el monumento mas relevante y esclarecedor para saber que estamos en el lugar de Sao Miguel donde todo empezó.



Povoacao


Ante nosotros se levanta el monumento a los primeros colonos, a modo de puerta de entrada desde el mar. El encargado de esta obra fue el escultor acoriano José Carlos Almeida y aunque la obra es reciente (2005) te hace pensar sobre lo que pasaba por las cabezas de todos esos navegantes cuando pusieron pie en tierra firme por primera vez. 

Se cuenta que para asegurarse de que en la isla no había animales salvajes ataron durante días a una cabra en un poste de madera. Tras comprobar que no había peligro comenzaron a explorar el resto del territorio. Eso me da que pensar lo que muchas veces he oído: "Si no tienes nada que ocultar ni tienes malas intenciones tampoco deberías tener nada que temer".  En fin, tan solo una pequeña frase para la reflexión.



Povoacao


Caminamos por el paseo marítimo y descubrimos una pequeña iglesia. Se trata de Nossa Senhora dos Remedios. Tuvimos la oportunidad de visitarla por dentro gracias a un amable hombre que puso todo su empeño en explicarnos los detalles de la iglesia.



Povoacao



Digo que puso todos sus esfuerzos porque el hombre hablaba en portugués muy cerrado y como pudimos fuimos entendiendo algunas cosas de las que nos contaba. Lo primero que nos comentó es que esta es la iglesia más antigua de Sao Miguel y aunque no estoy muy seguro creí entender que también lo es de todas las Islas Azores.



Povoacao

Povoacao


Nos enseñó cada centímetro mientras nos apuntaba que en otros tiempos solo los ricos podían sentarse en los bancos durante las ceremonias mientras que los pobres se quedaban de pie en la parte de atrás. Incluso se podían ver numeraciones talladas en el suelo del templo que indicaban donde se tenía que colocar cada persona en función de su estatus social.



Povoacao



Por último nos enseñó un pequeño mausoleo donde tenía imágenes muy antiguas de vírgenes como Santa Barbara, Maria de los Angeles y otras muchas de una gran antigüedad como se puede observar en la fotografía.



Povoacao



Tras la improvisada visita a Nossa Senhora dos Remedios recorrimos el paseo hasta el final y disfrutamos con las imágenes que nos ofrecía la costa sureste de Sao Miguel. Durante un buen rato nos embobamos con el mar rompiendo contra los acantilados y es que la naturaleza es capaz de hacernos olvidar cualquier obra que haya hecho el hombre por muy grande, colosal o importante que sea.



Povoacao


El pequeño pueblo de Povoacao, que antiguamente fue el primer y más importante núcleo ganadero, agrícola y pesquero, es hoy día un tranquilo lugar de gentes amables situado en un espacio rodeado de exuberante naturaleza. Un lugar donde es muy fácil darle la vuelta al reloj y dejarse llevar, me atrevo a decir que es uno de esos lugares donde cualquier persona amante de la naturaleza, la tranquilidad y sobre todo del mar podría retirarse. Otro pequeño refugio de nuestro planeta que queda apuntado porque como dicen por ahí: "nunca se sabe donde vas a acabar". Un saludo viajeros!!


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