He de reconocer que cuando decidí emprender un recorrido de una semana por diversos pueblos de Extremadura no sabía muy bien lo que me podía encontrar. Poco a poco me fui dando cuenta de la gran relevancia que muchos de ellos tuvieron en otros tiempos. Esto me sucedió al llegar a Alburquerque, situado al noroeste de Badajoz, muy cerca de la frontera con Portugal y núcleo estratégico que todos ansiaban dominar.
Tras recorrer los
45 kilómetros que separan
Badajoz de
Alburquerque por la
EX-110 lo primero que me sorprende es la imagen del
Castillo de Luna. Desde la carretera se puede divisar su figura ya que se encuentra sobre un cerro perteneciente a la
Sierra de San Pedro.
Una vez llego a la localidad me dirijo al centro en busca de la
Plaza de España. Este lugar es ideal para comenzar tu visita y empezar a descubrir todos los secretos que se esconden en las estrechas y en ocasiones empinadas callejuelas de
Alburquerque.
Antes de comenzar a relataros esta ruta os recuerdo que no incidiré en los detalles de los monumentos y lugares de interés que me voy encontrando porque siempre os dejo enlaces donde podéis encontrar detalles concretos junto a fotografías que he escrito al mismo tiempo en otras redes sociales. Lo hago de esta manera para que los relatos no terminen por resultar pesados. Si tenéis interés especial en conocer alguno de estos lugares no tenéis mas que entrar en dichos enlaces marcados en azul.
En lugar de adentrarme en primer lugar en el casco antiguo conocido como "Villa Adentro" o "Barrio Judío" decido visitar los alrededores pues tengo la impresión de que entre sus calles voy a encontrarme con mucho más de lo que pensaba antes de llegar hasta aquí.
Desde la
Plaza de España se divisa la
Torre del Reloj. Aún se conserva esta torre que fue uno de los puntos estratégicos de defensa de las murallas del castillo y que hoy día, integrada completamente entre las casas y edificios de la ciudad, ha tenido que ser reducida en su base para poder permitir el acceso a los vehículos que transitan por los alrededores.
Dejo el castillo al este y me adentro por las calles pues he leído que por esta zona se encuentra un pequeño monumento natural que merece la pena ver. Alguna pequeña cuesta por el camino mientras contemplo las casas bajas con sus ventanales de forja y puertas de madera, algunas también con antiguos escudos que identifican a las familias que habitan aquí desde hace mucho tiempo.
Y de repente me encuentro con lo que estaba buscando. Se trata de la "
Piedra del Berrocal" una formación rocosa que podemos encontrar en los campos extremeños pero que no es tan habitual encontrar dentro de una localidad.
Sin duda este fenómeno natural ha sido conservado por los habitantes de Alburquerque y he de reconocer que da cierto temor pasar cerca de él. Cualquiera diría que en cualquier momento se va a va a desprender y va a rodar calle abajo pero por fortuna está bien asegurada para que no ocurra tal desgracia.
Tras callejear durante un buen rato decido por fin rodear las
murallas del castillo hasta que me encuentro con uno de los accesos mas importantes para entrar a "
Villa Adentro". Se trata de la
Puerta de Valencia. Impresionan sus dos torreones de gran altura que surgen de la nada entre las viviendas de alrededor
Desde dentro se puede observar mucho mejor la muralla que todavía hoy se conserva y que separa las dos partes de la ciudad. Decido recorrer parte de ellas hasta llegar al corazón del Barrio Judío con el fin de caminar por sus calles antes de subir al Castillo.
De nuevo las casas blancas de baja altura adornadas con flores en sus fachadas son la nota predominante, muy común en este tipo de barrios y que una y otra vez resultan fascinantes a la hora de recorrerlos. En estos lugares se respira algo especial. Siempre que los he visitado, tanto en zonas de Extremadura como de Andalucia son lugares muy tranquilos que te invitan a relajarte y recorrerlos sin prisa.
Me decido por fin a ascender hasta la base del
Castillo de Luna. Esta fortaleza perteneciente al
Siglo XII ha sido de gran importancia en el pasado y por el que han luchado contra España tanto árabes como portugueses. Su situación estratégica ha propiciado mil batallas que han marcado la historia de la localidad y gran parte del territorio extremeño.
Muy cerca del castillo se encuentra una pequeña y antigua ermita llamada
Santa María del Mercado, llamada así porque desde el
siglo XIV era el lugar donde se concentraba el pueblo para la celebración de fiestas y la venta e intercambio de animales y todo tipo de productos con los que se abastecía la localidad.
Comienzo a descender sin rumbo fijo dejando que las calles me sorprendan con algún tesoro escondido. No me puedo resistir cuando me encuentro en lugares como este a perderme sin saber a donde voy y me dejo llevar observando todo lo que me rodea buscando esos detalles que normalmente pasan desapercibidos.
"
Villa Adentro" me sorprende al llegar a una pequeña plaza. Descubro que me encuentro en la antigua Plaza del
Pozo de Alcantara, lugar donde antiguamente se encontraba la
Puerta de Alcantara, otro de los accesos que permitían la subida al
Castillo de Luna.
Mis pasos me han guiado hasta la puerta de entrada principal al casco antiguo llamada
Puerta de la Villa. Aunque por fuera su imagen es la de una puerta de piedra típica que encontramos en cualquier
muralla medieval, es la parte interior la que me sorprende con una imagen totalmente diferente a lo habitual.
Nada mas salir de "
Villa Adentro" me encuentro de frente con un monumento religioso de gran relevancia en
Alburquerque. Se trata de la
Iglesia de San Mateo que según me cuentan los vecinos de la localidad incorpora elementos de estilo renacensita, gótico y barroco, algunos conservados de la antigua ermita que se encontraba en el mismo lugar mucho tiempo antes.
Regreso a la
Plaza de España para tomar un nuevo rumbo. Esta vez me encamino dirección norte pos las calles dejando atrás la impresionante visión del
Castillo de Luna.
Camino ahora por la zona nueva por algunas de sus arterias principales como la C/ Colón o la C/ Hernán Cortés, lugar donde hoy día se monta el mercado de la localidad.
Sigo alejándome del centro hasta que llego a una pequeña plaza repleta de naranjos, lugar donde se encuentra la
Iglesia de San Francisco. Esta iglesia del
siglo XVII me vuelve a mostrar la imagen de una amiga que nos acompaña en todos los pueblos y paisajes extremeños. Es curioso que me encuentre la figura de la imponente cigüeña sobre lo alto del campanario justo cuando decido que mi visita a la ciudad medieval de
Alburquerque está a punto de finalizar.
Es indudable que una ciudad como
Alburquerque requiere su tiempo para llegar a conocer todos sus secretos. Si bien os he enseñado gran parte de lo que os podéis encontrar también os voy a dejar, después de este párrafo, enlaces a otros lugares que os pueden resultar de interés. Sin duda esta impresionante ciudad enclavada en la Sierra de San Pedro, siempre bajo la atenta mirada del
Castillo de Luna, es uno de los imprescindibles si decides hacer un recorrido por tierras extremeñas.
Un saludo viajeros!!!
Es un precioso pueblo blanco. Me gusta. Además, cuando callejeas parece que, en cualquier momento te vayas a encontrar con alguna sorpresa!
ResponderEliminarla Piedra de berrocal me recuerda mucho a una que hay en Toledo, la Peña del Rey Moro.
Un interesante pueblo, otro más apara añadir a la lista ;))
Sin duda lo es, resulta muy agradable pasear por sus calles. Lo recomiendo a todo aquel que se acerque por esta zona.
EliminarUn saludo!