Corrían los años 40, la 2ª Guerra Mundial llevaba ya 4 años de cruentas batallas e invasiones cuando Japón había sufrido un duro revés en su intento de expasión por el continente asiático al ser hundida parte de la flota por los submarinos de la alianza en las costas de Birmania (actual Myanmar). Como alternativa decidieron abrir una vía terrestre para transportan mercancías y soldados entre Tailandia y Birmania y para ello ordenaron la construcción de un ferrocarril de 415 kilómetros que uniría los dos países atravesando el paso fronterizo de las 3 pagodas. Pero esta línea férrea se cobró muchísimas vidas, fueron incontables el número de prisioneros de guerra fallecidos en su construcción debido a las condiciones y trabajos forzados a los que fueron sometidos. En este artículo os invitamos a dar un paseo en el Tren de la Muerte, llamado así al conocerse tiempo después los hechos que allí sucedieron.
Nos encontramos en
Kanchanaburi, una provincia de Tailandia situada al oeste de
Bangkok que destaca, además de los hechos históricos, por su extraordinaria belleza natural al ser una
zona selvática repleta de cascadas, rutas senderistas y actividades al aire libre. Nos alejamos de la ciudad y recorremos unos 60 kilómetros más hacia el oeste, vamos en busca de un pequeño núcleo urbano llamado
Wang Po, desde este lugar recorremos 16 kilómetros hasta la vecina
Takilen siguiendo parte del trazado original que seguía el
Tren de la Muerte.
Esperando en la estación pensábamos como resultaría esta experiencia cuando de repente divisamos el paso lento de una locomotora que se acercaba en el horizonte. Tardó varios minutos en entrar al andén, iba extremadamente despacio, en ese momento se hizo un silencio en el que se escuchaba levemente el sonido del crujir de las vías hasta que al final de forma agonizante se detuvo. Esto me provocó numerosos pensamientos, en especial dirigidos a aquellos sucesos de hace ya más de 70 años y que uno no puede obviar si anteriormente ha tenido la curiosidad de estudiar esta terrible y cruenta parte de nuestra reciente historia.
Subimos al tren, sus vagones tienen asientos de madera como antiguamente pero nada que ver con los trenes de la época empujados por esas llamativas locomotoras como la "
2.8.2. Mikado" construida en Japón y que hoy día adornan los parques y plazas de ciudades como Albacete (España), curiosamente el lugar donde vivo y de la que tengo una fotografía para enseñaros.
Para que os situéis os he preparado un mapa del recorrido completo y la zona que nosotros recorrimos así como algunos lugares de interés incluyendo el paso fronterizo de las Tres Pagodas que separa Tailandia de Myanmar. (Hacer click en la imagen para ampliar)
De la misma manera que entró en la Estación de Wang Po fue su salida, comenzamos el recorrido y en poco tiempo nos vemos inmersos en la exuberante naturaleza tailandesa en un recorrido que transcurre al lado de altas montañas repletas de vegetación. La humedad se nota especialmente aunque las altas temperaturas de esta región tropical nos da un pequeño respiro gracias a que los enormes ventanales de los vagones iban abiertos permitiendo así un flujo constante de aire que hacen agradable el trayecto.
A un lado las montañas y al otro el Río Kwae Noi que muchos conocen por la famosa película "El Puente sobre el Río Kwai" del que os hablaremos en otro artículo. En muchos puntos del trayecto el tren reduce aún más la velocidad, casi llegando a detenerse, permitiendo así a los viajeros y turistas contemplar las vistas y llevarse algún recuerdo a golpe de cámara fotográfica.
El tren circula por un camino sinuoso, bordeando montañas y desfiladeros y permitiendo en su curvatura contemplar los raíles por donde poco a poco va avanzando. De nuevo resulta inevitable pensar en la cantidad de prisioneros asiáticos, británicos, americanos, holandeses y australianos que dejaron su vida en el camino que nosotros estábamos recorriendo.
De los cerca de 250.000 prisioneros de guerra murieron más de 100.000 como resultado de la construcción del ferrocarril a manos del oficial Hiroshi Abe y sus tropas convirtiéndose en uno de los mayores crímenes de guerra de la humanidad. Hoy se puede visitar el cementerio así como museos de guerra como el JEATH que lleva las siglas de las partes intervinientes en la construcción de esta obra atroz del ser humano.
Esta circunstancia se hace más evidente cuando llegamos a un paso que bordea un barranco donde los raíles se apuntalan y sostienen sobre pilares de madera. Sabemos que este refuerzo se hizo tiempo después de los hechos que os mencionamos por lo que nos cuesta imaginar como lo hicieron entonces para conseguir que pasara una máquina tan pesada por este punto concreto.
Cuanto tiempo, esfuerzo y vidas se dejaron aquí, como en el conocido
Hellfire Pass, 40 kilómetros más al norte, llamado así porque se obligaba a los demacrados prisioneros a trabajar de noche con antorchas y fogatas excavando un paso en la montaña de 75 metros de longitud y 25 de altura a base de martillo y pala. Dicen que esas imágenes pertenecían al mismo infierno.
Mientras tanto la región de Kanchanaburi nos mostraba su extraordinaria belleza, un gran contraste con tanta ambición y locura que conseguía hacer que el trayecto no fuera una constante angustia por tanta tragedia. El Río Kwai se haría famoso con el paso del tiempo pero hoy es mucho más que simples recuerdos de guerra, la vida de sus habitantes continúa y con ella la de los viajeros que se acercan hasta aquí para disfrutar de una región tailandesa repleta de maravillas naturales.
Llegamos a la Estación de Takilen y aunque el recorrido fue corto se complementaría con las visitas al famoso puente junto a los museos de guerra que se levantaron en la zona así como algunas rutas naturales en las que tuvimos la oportunidad de descubrir imponentes cascadas al tiempo que dormíamos en una casa flotante sobre el Río Kwai.
Abandonamos Kanchanaburi con el pensamiento certero de que nada era igual que unos días atrás, habíamos recorrido ya gran parte de Tailandia en anteriores viajes pero nuestro paso por esta región del oeste sería algo que no íbamos a olvidar fácilmente. En este artículo por fin he podido hacer mi análisis personal para mostraros una parte de la historia que no conviene olvidar, en especial para recordar que no debemos permitir que vuelvan a suceder cosas así y también para animaros a que descubráis vosotros mismos estos lugares tan relevantes que forman parte de la historia de nuestro planeta. ¿Os animáis a dar un paseo en el Tren de la Muerte?. ¡Un saludo viajeros!
La verdad Miguel la historia que cuentas es horrorosa, conocía algo por la famosa película el Puente sobre el Río Kwai y haste recuerdo su música pero esta historia tan cruda detrás nadie la cuenta. Saludos. Marta Pilar
ResponderEliminarHola Marta, ya sabes como son las películas, por suerte en internet se puede encontrar mucha info sobre estos sucesos.
EliminarGracias por el comentario.
Un abrazo!!