¿Qué razones provocan el síndrome del eterno viajero?
Psicólogos expertos catalogan el síndrome del eterno viajero como la sensación de un ser humano de no sentirse de ninguna parte, tras haber vivido en diferentes lugares y conocer otras culturas o formas de vida. Podríamos decir que en ese momento eres un ciudadano del mundo, lo que antes te parecía importante ahora pasa a segundo plano y estar en un mismo sitio durante largos períodos de tiempo puede provocarte malestar, incluso ansiedad.
LOS COMIENZOS
Es difícil recordar cuándo fue la primera vez que realicé mi primer viaje. Echando la vista atrás recuerdo la llegada de mi primer coche, un momento que me sirvió para estrenarme en la carretera recorriendo muchos kilómetros por España. Pero esto fue solo una excusa ya que me encanta conducir, por lo que en esos momentos el destino creo que estaba en un segundo plano. Al coche le siguió la moto, hasta que poco a poco me fui dando cuenta de que al mismo tiempo estaba descubriendo lugares fantásticos. Incluso llegué a embarcar en varias ocasiones, tanto el coche como la moto, para disfrutar de algunas islas de España como Palma de Mallorca, Ibiza, etc.
¿QUÉ NOS IMPULSA A VIAJAR?
Viajar como objetivo secundario
Ya te he comentado la primera de las razones que me impulsaron a viajar, aunque en aquellos momentos no fuera lo prioritario. Pero existen otras razones que nos impulsan a cambiar de escenario a pesar de que esto no sea el objetivo principal.
1. Fomentar las relaciones personales
¿Quién no ha hecho alguna vez algún que otro viaje con amigos o en familia? Por desgracia hoy día no podemos estar en contacto diario con todas las personas que nos gustaría y por ello surge la necesidad de hacer alguna que otra escapada para fomentar las relaciones con nuestros seres queridos. El viaje por tanto sigue estando en segundo plano, aunque favorece una mayor predisposición para realizar acciones en grupo.
2. Evadirse del estrés
¿Has necesitado alguna vez dejarlo todo y perderte para que no te encuentren? El estrés diario provoca en muchas ocasiones impulsos irrefrenables de escapar de nuestra habitual área de acción. No importa que sea una playa, una montaña o una isla desierta. En esos momentos de agobio uno solo necesita relax y busca desesperadamente un lugar escondido, un espacio donde nadie le recuerde las obligaciones cotidianas. Seguimos estando ante un caso en el que el destino no es el objetivo principal, aunque igual que ocurre en el caso anterior favorece la consecución de un fin.
Viajar como objetivo principal
1. Descubrir lugares diferentes
Puede que a raíz de los motivos anteriores o simplemente por haber leído o visto en los medios lugares que despiertan nuestra atención, llegue a despertarse nuestro instinto viajero y las ganas de conocer algún que otro lugar concreto. Descubrir extraordinarios paisajes o recorrer ciudades con historia son motivos que pueden llevarnos a dar un paso mucho mayor y que no es otro que conocer otras culturas y formas de vida. Son este tipo de escapadas las que favorecen la llegada del síndrome del eterno viajero.
2. Disfrutar de actividades de ocio y tiempo libre
Los deportes al aire libre como el senderismo, escalada, ciclismo y muchos otros también nos permiten acceder a lugares de extraordinaria belleza, incluso a lugares impensables como nuestro reciente trek al Campo Base del Everest. Este tipo de viajes también nos sirve, tanto para fomentar relaciones con personas afines a tu actividad favorita como para descubrir las costumbres y tradiciones de otros lugares del planeta distintos al tuyo. Al final descubres que un hobbie te puede llevar a dar un gran salto, encontrándote de repente con viajes que en un principio no hubieras imaginado.
¿QUÉ OCURRE DESPUÉS DE UN GRAN VIAJE?
Independientemente de las razones que te hayan impulsado a hacer un gran viaje pueden ocurrir varias cosas. Ya sea que un amigo te ha invitado a hacer el Camino de Santiago o hayas hecho un espectacular viaje de novios, las personas somos diferentes y por tanto los viajes nos provocan reacciones diferentes. ¿Qué puede ocurrir entonces?:
1. Nada
Nuestro primer viaje nos ha dejado indiferentes. Esto ocurre sobre todo en personas que suelen ser muy caseras y que simplemente se sienten más cómodas dentro de su habitual área de acción. Hay personas que se sienten extrañas al salir de su día a día y abandonar su ritmo diario les puede provocar malestar, incluso ansiedad, hasta el punto de estar deseando regresar.
2. Desengaño
Nuestro viaje ha salido muy mal. En el hotel nos han tratado a patadas, había arañas en la bañera o cayo un diluvio durante 5 días seguidos en nuestra playa del Caribe. Existen múltiples causas que pueden hacer que un viaje salga tan mal que algunos decidan no salir de casa nunca más. Una mala experiencia puede provocar que se extinga el espíritu viajero, especialmente en aquellas personas cuyos motivos son disfrutar de un lugar y olvidarse de complicaciones.
3. Querer más
En cambio hay otras personas que disfrutan del más mínimo detalle desde el momento que cierran la puerta de su casa, incluso antes. Disfrutan del viaje en avión, tren, coche, etc., disfrutan recorriendo el camino y cualquier inconveniente para ellos no es más que una mera anécdota que poder contar. Estas personas siempre querrán seguir viajando y si les pilla el diluvio universal querrán salir a la calle a empaparse y disfrutar del momento.
4. Cambio de vida
En el momento que descubres que disfrutas viajando, conociendo otros lugares y culturas puede llegar a pasar que te des cuenta de que el mundo no gira a tu alrededor. Hay un instante en el que abres la mente, todo tu mundo cambia y te encuentras con un enorme y amplio abanico de posibilidades. Si esto te ha ocurrido tu vida ha cambiado, ya no eres el que eras y tienes una percepción muy distinta de la vida. Viajar se ha convertido en algo prioritario hasta el punto de sentir un vacío cuando permaneces mucho tiempo parado.
En mi caso puedo decir que los viajes me han aportado cosas muy positivas. Aprendes a respetar mucho más lo que te rodea y deseas seguir descubriendo nuevos lugares para ampliar conocimientos. Ahora yo veo el mundo mucho más pequeño, ningún lugar me parece lejano y deseas recorrer cualquier distancia que te separa de un nuevo objetivo.
5. Contar experiencias
Algunos locos como yo sentimos la necesidad de contar nuestras experiencias. De ahí que ahora puedas leer este artículo en mi blog, algo de lo que ya no me puedo separar y donde seguiré contando historias para ti. Además me sirven para poder revivir todos esos increíbles viajes que he tenido la suerte de poder hacer. Sin duda ¡soy afortunado!
¿EN QUÉ MOMENTO LLEGA EL SÍNDROME DEL ETERNO VIAJERO?
Creo que los dos últimos puntos son una buena señal de que el síndrome del eterno viajero ha llamado a la puerta de tu casa. En especial en el momento en el que notas que tu vida ha cambiado, ya que no necesariamente tienes que escribir tus viajes para sentirte contagiado de esta bonita enfermedad. Pero aún te puedo ayudar a desvelar el momento en el que viajar se ha vuelto algo imprescindible en tu vida. Si acabas de llegar de un viaje y lo primero que haces es abrir Internet para programar tu siguiente destino es el momento de pensar en que te has contagiado del síndrome del viajero. Es muy posible que a partir de aquí incluso hagas tus propias rutas y planees minuciosamente cada detalle. No cabe duda de que lo llevas en las venas.
¿EL SÍNDROME DEL ETERNO VIAJERO TIENE CURA?
Bajo mi punto de vista el síndrome del eterno viajero no tiene cura. Puede verse frenado en alguna ocasión por temas económicos o personales pero siempre buscarás la forma de escaparte aunque sea a diez kilómetros de tu casa. Particularmente yo llevo con este virus metido en el cuerpo ya muchos años y la cosa no mejora, cada día se extiende más y más, planeando incluso viajes imposibles y otras locuras. Y para terminar solo me queda decir una cosa más. Si alguien tiene la cura contra el síndrome del eterno viajero le pido por favor que se la guarde porque no quiero que llegue el día en que me abandone. ¡Un saludo viajeros!
sublime como siempre Miguel , y que identificada :)
ResponderEliminarMuchas gracias,
EliminarCreo que somos muchos los infectados por este virus.
Un saludo.
En mi caso el síndrome venía de nacimiento, no por haber nacido en una familia viajera ni nada de eso, pero desde que tengo uso de razón me recuerdo mirando fotos de sitios lejanos en libros e imaginando que algún día yo estaría allí; recuerdo de forma especial fotos que veía en una revista del metro de Moscú, la tenía guardada y soñaba con recorrer alguna vez aquellos suntuosos túneles. Estupenda entrada, felicidades por plasmar lo que todos los que tenemos el síndrome sentimos.
ResponderEliminarHola Caliope,
EliminarEntonces tu debes llevar el virus padre, la primera infectada de la que todos nos hemos contagiado después. Tener el síndrome del eterno viajero incluso antes de haber empezado a viajar es bastante fuerte jeje ;))
Gracias, un saludo!!
Creo que yo también tengo el virus.... y lo que tú dices, con los años parece que podrías ir cansando ¿verdad? pues no, así que hay que aprovechar mientras se pueda.....que la verdad es que los años no pasan en balde y el aguante no es el mismo. Y estoy contigo, si alguien conoce la vacuna...que se la guarde, yo tampoco quiero curarme. He pasado un rato muy agradable leyendo tu artículo.
ResponderEliminarYo también cuento mis viajes pero a través de las fotografías, te dejo la dirección de mi blog por si te apetece echarle un vistazo.
http://fotosbelenh.blogspot.com.es/
Siempre es agradable "hablar" con alguien que comparte contigo la afición de viajar.
Un saludo
Belén
Hola Belén,
EliminarComo bien dices, el cuerpo falla pero creo que el espíritu permanece ahí siempre, una vez te has contagiado. Espero que aún te queden muchos rutas por planificar y muchos viajes por hacer.
Un saludo!!
Gracias por el post me ha encantado y me vi reflejada en él,No sabes la de veces que me han dicho estas loca con tanto ir y venir,gracias a nuestras entradas de blog ni solo se vive el viaje en el momento de realizarlo se vuelve a saborear al reflejar nuestras vivencias,y como bien dices "con la vista y la emoción puesta en el próximo"....Un saludo
ResponderEliminarMerimeviviresunaaventura.
Hola Mercedes,
EliminarUn placer saludar a otra infectada por el Síndrome del Eterno Viajero. Me alegro que compartamos tantos puntos de vista sobre esta cuestión. Al final no nos acordaremos de las cosas que tenemos, recordaremos las experiencias vividas.
Un saludo!!
Maravilloso ... saludos RICKY
ResponderEliminarTal cual !!! Apenas llego del viaje me pongo a mirar en Internet el próximo destino. Siempre dije que si por mí fuera me compraría una casa rodante y viviría viajando!!!
ResponderEliminarPues sin duda tú eres otro infectado/a. Ánimo con el siguiente destino.
EliminarUn saludo.
Yo sufro de estooooooooooo...auxilio!!! jajaja estoy a punto de salir de mi casa para seguir viajando, lo malo es que no tengo dinero y que no estoy tan joven pero me siento muy joven y creo que tengo fisico y entusiasmo para rato...no se me ocurre salir de viaje sin dinero...que meyo!!!
ResponderEliminarNo te preocupes pecesito,
EliminarEl que padece del síndrome viajero sabe arreglárselas con muy poco y salir de todo tipo de situaciones.
Un saludo.
El ítem 4 sin duda me representa..
ResponderEliminarPues tu eres de las que está realmente intoxicada con el síndrome del eterno viajero. Sin duda, yo también me identifico con el punto 4. Un saludo
Eliminaradri y gracias por comentar
artroposfera.es
ResponderEliminarUno de los factores que provocan el síndrome del eterno viajero son los libros sobre naturaleza, como aquellos que exploran los artrópodos. Estos textos despiertan una curiosidad insaciable por la biodiversidad y nos inspiran a explorar el mundo más a fondo. ¡Una lectura cautivadora!