Después de la
1ª etapa, de unos
27 kilómetros, en la que muchos acusamos la falta de práctica en esto de las caminatas largas, comenzamos un nuevo día con un recorrido algo más corto de alrededor de 20 kilómetros desde
Granavollen a
Astjern, donde abandonaremos por unos instantes los extensos valles para adentrarnos en territorio de bosques de abetos, pinos y sauces.

Comenzamos a caminar temprano, alrededor de las 9:00 a.m., cuesta organizar al extenso grupo con el que realizamos esta experiencia pero conseguimos ponernos en marcha. Seguimos deleitándonos con los
paisajes noruegos y con las
pintorescas viviendas que aún me siguen pareciendo de cuento.
Realizamos una parada a unos 4 kilómetros del inicio. En esta ocasión lo hacemos en la Iglesia de Tingelstad, una iglesia medieval del siglo XIII en el municipio de Gran.

Entre los elementos destacables de esta iglesia observamos un pequeño
altar de piedra de los tiempos de la
Edad Media, el
retablo,
un púlpito y una pintura con el
escudo de armas noruego-danés del
siglo XVI.
Personalmente pienso que el atractivo de esta pequeña iglesia radica en su sencillez convirtiéndola en visita indispensable si realizas el Camino de Nidaros.
Tras la visita a la Iglesia de Tingelstad seguimos caminando para encontrarnos a muy poca distancia con el Hadeland Folkemuseum, otro de los lugares que merece una parada en el camino.
Empezamos a ver esas maravillosas imágenes de postal que todos hemos visto desde casa y que se hacen realizada gracias a esta extraordinaria experiencia.
En su interior puedes descubrir gran parte de la historia, cultura y tradiciones de esta región noruega a través de sus utensilios, vestimentas y otros objetos acompañados por murales informativos para conocer todos los detalles sobre la vida en tiempos no muy lejanos de sus habitantes.
Llama la atención también un apartado donde se muestran los logros deportivos en diversos deportes de invierno tan comunes por estas tierras y que al parecer esta región ha conseguido albergar a auténticos deportistas de élite.
Aprovechamos en el Hadeland Folkemuseum para descubrir los servicios ecológicos y que, mas adelante, nos iríamos encontrando habitualmente en el camino.
De nuevo emprendemos la marcha para dar otro tirón antes de la hora de comer. Todavía nos queda mucho recorrido y debemos seguir el itinerario marcado cumpliendo con el ritmo de marcha de nuestros compañeros de Acasan. A veces es complicado al tener que parar mas que el resto del grupo para fotografiar cada detalle del camino.

La parada para comer la realizamos en la localidad de
Brandbu, a algo mas de 4 kilómetros del
Hadeland
Folke Museum. Esta ciudad es ideal para aprovisionaros de cualquier material que nos haga falta ya que la ruta no siempre pasa por localidades preparadas con supermercados, tiendas de
electrónica, etc. No dejéis pasar la oportunidad sobre todo en cuestiones de tarjetas de memoria, telefónicas, alimentos y productos que en pequeños pueblos no podréis encontrar.
Tras reponer fuerzas y casi a mitad de camino emprendemos de nuevo nuestra ruta con un tramo de asfalto que nuestros pies terminan acusando. No durará mucho tiempo pero la etapa estará marcada por una pendiente ascendente constante hasta el final del mismo.
Abandomamos después de un tiempo el asfalto y entramos de nuevo en senderos y caminos de tierra donde nos encontramos con los anteriormente mencionados terrenos de bosques que nos hacen ver el final de la etapa con otros ojos al cambiar radicalmente el paisaje.
Que puedo decir de estos paisajes, sobran las palabras. Nuestro destino se encuentra cerca de este precioso lago que me hace soñar con un magnífico despertar a la mañana siguiente ya que tengo por costumbre levantarme sobre las 6:00 a.m. cuando todavía se respira la calma. No hay nada como un paseo a primera hora por estos parajes que quitan el sentido.
Estamos muy cerca del final pero antes hacemos una última parada en el que se cree que fue un lugar de oración para los peregrinos que realizaban el Camino de Nidaros en honor a San Olav. En el lugar se colocaron tres cruces creyendo correcta la ubicación, aunque sin tener la certeza absoluta, por ser el punto mas alto y donde se piensa que los peregrinos paraban a descansar después del agotador trayecto en ascensión.
Aprovechamos los últimos kilómetros para disfrutar de los paisajes que nos ofrece esta región con alguna sorpresa que otra saliendo de los frondosos bosques como queriendo saludarnos y darnos la bienvenida a nuestro paso.
Terminamos una nueva jornada con una buena impresión. Hemos conocido los valles y los bosques del interior de Noruega y toca descansar de nuevo pues vamos comprobando que no será tarea fácil llegar hasta el final si no aprovechamos las estancias para relajar la espalda y las piernas. Por cierto, la belleza de los bosques noruegos es igualable a la ferocidad de los mosquitos con los que nos encontramos. Así que ya sabes... no olvides el repelente!
La etapa Granavollen-Astjern, a pesar de ser mas corta que la primera no os debe engañar pues, como he mencionado anteriormente, la pendiente constante que encontraréis a falta de 10 kilómetros resulta un tanto "rompepiernas". Tomároslo con calma para poder disfrutar de la belleza de estos paisajes noruegos.
Un saludo viajeros!!!
Esto ya me empieza a gustar más. ¡Preciosos bosques! Qué gozada tiene qué ser pasear por ahí!
ResponderEliminarGracias, Miguel. Ah! Me encanta la foto de la vaca, ¡muy simpática!
Coincido contigo. Los bosques tienen algo especial y aquí en Noruega mas todavía.
EliminarUn saludo!