Un paseo por la Piazza Navona de Roma


Dar un paseo por la Piazza Navona de Roma es sinónimo de pasear por el arte, la cultura y la sociedad de la majestuosa Ciudad Eterna. Adentrarnos en ella supuso un gran descubrimiento, la plaza alberga un importante conjunto arquitectónico objeto de numerosos artistas que se acercan a diario con sus caballetes para realizar verdaderas obras de arte dignas de cualquier museo conocido. En este artículo vamos a recorrer sus rincones para mostraros uno de los lugares más populares y relevantes de Roma, un imprescindible que os recomendamos y que aquí os mostramos con nuestro punto de vista personal. ¿Nos acompañáis?.


Hay lugares que son clave en una ciudad, no solo porque tengan interés turístico a nivel monumental, hay lugares donde podrías pasarte una mañana entera simplemente sentado observando a la gente pasar, charlando con los amigos o simplemente disfrutando del ambiente que se respira. La Piazza Navona es uno de esos lugares sin ninguna duda, un espacio abierto ente callejuelas donde la luz en un día despejado es intensa y que solo puede transmitir buenas sensaciones.




Si nos remontamos al siglo I d.C. descubrimos que en este lugar se encontraba el Stadium de Domiciano con capacidad para más de 30.000 espectadores y donde se celebraban juegos, obras teatrales y musicales en honor a Jupiter. Con el paso del tiempo el estadio quedó en ruinas y en el siglo XV se empezó a dar forma a lo que sería una plaza pùblica. Las dimensiones del estadio eran aproximadamente de 275 metros de largo por 106 de ancho y tras la construcción de los edificios que conformarían la plaza sus dimensiones se reducirían a unos 260 metros de largo por 70 de ancho. 

Entre los monumentos más imponentes que se encuentran rodeando la Piazza Navona se encuentra la Iglesia de Santa Ines en Angone. La iglesia se levantó en el siglo XVII en el lugar donde se encontraba la capilla en honor a la martir Santa Inés. Anteriormente en ese mismo lugar se encontraba el palco de autoridades del antiguo estadio.



Pero existe otro motivo por lo que esta plaza es especial, en ella encontramos tres imponentes fuentes. La más imponente es la que se encuentra justo en el centro llamada la Fuente de los 4 Ríos coronada con un obelisco en honor a Domiciano de más de 17 metros de altura. Construída en el siglo XVII recibe este nombre en honor a los ríos Ganges, Nilo, Danubio y Río de la Plata. 



Esta obra de Bernini de estilo barroco alberga numerosas figuras de animales como el cocodrilo, el león, caballo, serpiente, delfín y el dragón. El obelisco fue mandado construir en Egipto durante la época romana y fue colocado sobre la fuente. Las escenas que contemplamos mientras rodeamos la fuente son de un gran realismo por lo que no es de extrañar el lugar privilegiado que se le ha otorgado dentro de la plaza.

Otras dos fuentes adornan los extremos de la plaza, la Fontana di Nettnuno de Giacomo della Porta y la Fontana del Moro del mismo autor con detalles realizados por Bernini. Pero creedme que cuesta fijar la atención en los motivos meramente arquitectónicos cuando a cada paso que damos nos encontramos numerosos artistas, tanto comerciales como independientes, que con sus pinceles en mano deleitan al visitante con sus variados estilos y sus diferentes interpretaciones de lo que la plaza les ofrece en cada momento. 




Blogs y portafolios repletos de pinturas que no nos dejan pensar en otra cosa que no sea en el tiempo y la dedicación que han empleado para crear todas esas colecciones. Confieso que sería una magnífica experiencia poder sentarse en un rincón de la Piazza Navona frente a un lienzo o un simple folio en blanco para dejar fluir todo aquello que te transmite el lugar. Puede que algún día lo haga, sin duda será una experiencia para contar en este blog de viajes.




Dos últimas imágenes para despedirnos de la Piazza Navona, un agradable paseo en la siempre imponente Roma y a la que sin duda volveremos. Tiene tanto que enseñar que podríamos pasar años sin apenas descubrir un mínimo porcentaje de todo lo que esconde. Por ahora nos conformamos con haber recordado nuestra visita y esperamos haberos transmitido buenas vibraciones sobre la siempre mágica y majestuosa Ciudad Eterna. ¡Un saludo viajeros!


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