Safari por libre en Kruger: Rutas en Shukuza


Shukuza es el campamento más demandado en el Parque Nacional Kruger. Su popularidad se debe a la gran concentración de felinos que se encuentran en la zona, una de las mayores en todo el continente africano. En este artículo, te mostramos lo que dio de sí nuestro tercer día de safari por libre en Kruger. Exploramos el área que rodea el campamento de Shukuza, para maravillarnos una vez más con la exuberante y salvaje naturaleza de Sudáfrica y los grandes momentos que de nuevo nos ofreció.

VÍDEO SAFARI EN KRUGER: RECORRIENDO SHUKUZA




KRUGER POR LIBRE: RUTAS EN SHUKUZA


En primer lugar, queremos dejarte un mapa con las rutas realizadas durante el día completo que permanecimos en el campamento Shukuza. Como puedes ver, es un área rodeada por diferentes afluentes que proceden del Río Sabie, uno de los más importantes en el Parque Nacional Kruger. Es por esta razón que decidimos explorar todas estas zonas cercanas al agua, ya que son lugares ideales para observar la fauna sudafricana en todo su esplendor.



UN DÍA EN SHUKUZA, PARQUE NACIONAL KRUGER


A lo largo de esta nueva etapa, teníamos por delante el reto de realizar dos rutas circulares, una hacia el oeste y otra hacia el este de Shukuza. Aunque las distancias no son excesivamente grandes, la velocidad permitida de 50 kilómetros hora en carreteras asfaltadas y 40 kilómetros hora en caminos de tierra, hace que necesites emplear gran parte del día.

RUTA HACIA EL OESTE DE SHUKUZA


Si ya has leído el artículo anterior, donde te contamos cómo fue el trayecto entre el campamento Lower Sabie y Shukuza, sabrás que el día terminó con un increíble avistamiento. Una manada de hienas nos estaba esperando en las inmediaciones de Shukuza, lo que sirvió como un cierre de lujo en nuestro segundo día de safari en Kruger. La sorpresa fue que en esta nueva ruta nos las volvimos a encontrar. Al parecer, no se movieron del lugar ya que todavía no habían dado cuenta de la presa que habían cazado el día anterior. Como ves, el día comenzó de una manera extraordinaria.


Tomamos la carretera que lleva a una de las puertas de entrada al Parque Nacional Kruger, conocida como Paul Kruger Gate. Muy pronto nos encontramos con otro de los habituales de la zona, un grupo de babuinos que tranquilamente andaban por la carretera en las primeras horas del día.

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Este avistamiento nos hizo pensar en la necesidad de parar en la zona durante un rato, ya que nos encontramos ante una de las presas favoritas del esquivo leopardo, el único Big Five que nos quedaba por descubrir en nuestro safari por libre en Kruger. Tuvimos la oportunidad de contemplar maravillosas escenas que describen el comportamiento social de estos primates, con momentos divertidos protagonizados por los mas pequeños de la manada.



No tuvimos la suerte de encontrarnos con el leopardo en esta ocasión. Emprendimos el camino de nuevo, acompañados por la omnipresente figura del icono del Parque Kruger, el impala. Para muchos, este animal deja de ser perceptible cuando llevan un par de días de safari. Su presencia es tan común que a veces pasa desapercibido, pero siendo una presa común para hienas, leopardos, guepardos, leones, cocodrilos, etc., es importante observar su comportamiento ya que en ocasiones nos advierte de la presencia de los depredadores.


Otro de los animales que ya se había puesto en marcha durante las primeras horas de sol es el facócero. Si, se trata del conocido "pumba" de la película "El Rey León" y aunque en apariencia parece gracioso y simpático, la verdad es que es un lugar que puede resultar intimidante, sobre todo si observas sus impresionantes colmillos que son capaces de herir gravemente a cualquier depredador.


Tras llegar a Paul Kruger Gate, tomamos un camino de tierra conocido como Sabie River Road (S-4). Apenas habíamos recurrido unos cientos de metros nos encontramos con otro de los animales más imponentes y peligrosamente armados. Ante nosotros uno de los cinco grandes, un rinoceronte solitario pastando tranquilamente en una zona boscosa.


Este rinoceronte no tardó mucho en descubrir nuestra presencia. El olfato es su punto fuerte y la vista su principal handicap. En absoluto se trata de un animal que se sienta intimidado con la presencia de los humanos. Todo lo contrario, emprendió con paso lento el camino para acercarse hasta nosotros. A pesar de su paso lento y aspecto tranquilo, el rinoceronte puede reaccionar en pocos segundos, alcanzando una velocidad suficiente para no dejarte margen de maniobra. Es mejor no correr el riesgo y evitar sorpresas, por lo que a una distancia prudencial decidimos quitarnos de su camino.


El sol estaba ya muy arriba, las posibilidades de encontrar fauna disminuyen considerablemente durante las horas de calor. Recorrimos la S-4 hasta el final, hasta llegar a Doispane Road y completar la ruta circular que nos llevaría de nuevo al campamento Shukuza. Por el camino nos encontramos a otro de los habituales en el parque Kruger. Afortunadamente, el elefante esta prosperando en esta extensa reserva, un animal que ha sido y sigue siendo perseguido por los "cazatrofeos". No se puede decir lo mismo del rinoceronte, cuya supervivencia depende del esfuerzo de unas pocas personas que luchan contra la caza furtiva de este animal en grave peligro de extinción.


RUTA HACIA EL ESTE DE SHUKUZA


Tras comer y descansar durante unas horas en el campamento Shukuza, emprendimos la segunda ruta del día. Esta vez nos dirigiríamos hacia el este, bordeando una serie de ríos que igualmente nos permiten hacer una ruta circular. Elefantes y jirafas se encuentran habitualmente en esta zona, pastando y bebiendo en grandes grupos antes de la llegada de la noche. Nos muestran de nuevo las fascinantes e incomparables escenas de la naturaleza sudafricana.



La H4-1, H12, S-83 y H1-2, son las carreteras y caminos que conforman esta ruta circular. A su vez, existen numerosas sendas para adentrarse en lugares más aislados, pozas de agua y zonas cercanas al río. Recorríamos la H4-1 cuando tuvimos uno de los encuentros más fascinantes e inquietantes de nuestro safari por libre en Kruger. Una manada de elefantes se encontraba en las inmediaciones de la carretera. En ella, numerosas crías protegidas por sus madres e imponentes machos que controlaban el grupo.


En un momento determinado, uno de esos grandes machos salió de la espesura y encaró la carretera en nuestra dirección. Moviendo su cabeza de lado a lado y abriendo sus grandes orejas, poco a poco empezó a coger velocidad. Comenzó a barritar (así se denomina el sonido característico de los elefantes), sin dejarnos otra opción que retroceder con el coche a un ritmo que en ocasiones era considerable.


Nuestro principal miedo en esos momentos era chocar con algún otro coche que viniera sin darse cuenta de la situación. También cabía la posibilidad de chocar con otros miembros de la manada que se dispusieran en ese momento a cruzar la carretera, algo bastante habitual y que ya habíamos comprobado en días anteriores. Afortunadamente, después de retroceder algunos cientos de metros el elefante desistió. Poco a poco fue dejando la carretera para adentrarse de nuevo en la espesura del bosque.

Tras este espectacular encuentro seguimos nuestro camino. Otros animales sorprendentes se dejaron ver antes de caer el sol. Entre ellos el fascinante Kudu, un tipo de antílope que impresiona por su gran tamaño, su colorido y su extraordinaria cornamenta. En esta ocasión, nos sorprende su gran y oscuro pelaje, nada que ver con otros ejemplares de colores claros y pelo corto que habíamos observado en días anteriores.


Pero todavía nos esperaban algunas sorpresas antes de acabar este safari por libre en los alrededores de Shukuza. La primera fue el avistamiento de una leona reposando en una zona de arena cercana al río. Con este, ya eran tres los avistamientos de estos grandes felinos, uno por cada día que llevábamos en el Parque Nacional Kruger. La segunda fue casi a punto de entrar al campamento Shukuza. Lo puedes imaginar, las hienas todavía seguían allí desde la tarde anterior.



Como has podido comprobar, el tercer día de nuestro safari por libre en Kruger no ha tenido desperdicio. Babuinos en la carretera, un gran rinoceronte, un fascinante encuentro con un elefante macho, una leona descansando y nuestras amigas las hienas, hicieron de este día otra experiencia memorable. Shukuza se ha portado bien con nosotros, a pesar de que tampoco haya querido mostrarnos al esquivo leopardo. Todavía nos quedan dos días para encontrar a este huidizo felino, pero esto ya es otra aventura que te contaremos en próximos capítulos. ¡Un saludo viajeros!

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